viernes, 4 de septiembre de 2009

ÉL y yo

Algunas noches, cuando tarda el sueño,
me entretengo en ir vaciando las palabras:
a la palabra noche le quito oscuridad,
soledad, algunos nombres propios,
las estrellas,
a la palabra sueño la dejo sin su música,
es cáscara vacía
que rueda y no hace mal a nadie,
le saco las tripas a la palabra AMOR,
las tripas malolientes,
y tras ducharme vuelvo al dormitorio,
tengo todo el tiempo del mundo
una noche sin sueño,
para torcerle el cuello a la palabra vida,
dejarla sin respiración,
dos sílabas hermosas
que a nadie ya pueden hacerle daño,
a la palabra ciudad le voy quitando calles
como quien quita espinas,
luego le arranco tardes grises
en las que no llegabas,
dejo sin más hojas a la palabra libro
que una hoja en blanco
donde escribo tu nombre
una vez y otra vez,
un nombre que nada significa,
a la palabra yo le meto un dedo en el ojo,
a la palabra dedo le arranco una uña,
le saco la lengua a la palabra lengua
y con la lengua en la mano
me acerco a la ventana
y no hay ventana, hay sólo tristes sílabas
con las que Dios y yo
en esta noche que no termina nunca
jugamos a los dados.

José Luis García Martín

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